Etología canina

Querida hada caperucita,
mi amor,
que guardas mi corazón de lobo

entre algodones en tu cajita
de nácar,
estos borbotones de mi arrobo

me tienen sobrecogido
postrado a tus pies en un ovillo,
me pones los dientes tan largos

que voy a tener que usarlos
para así bajarte las bragas
mejor.

Saguzarra

La estética en llamas...

Llevamos siglos tiñendo de belleza el significado de la palabra "estética" y tiñendo de bondad el significado de la palabra "ética". Como consecuencia de estos significados falaces, vivimos en una realidad capciosa.

Ilkhi Carranza

Intersticio

¿Qué existe en un recuerdo si lo único que permanece son fragmentos de lo mismo que se pierde? Partículas del cosmos, sombras en el cavernoma. Acaso importe. En vano hacemos de una contingencia algo duradero, es fútil pretender fijar lo volitivo de una impresión para describir la vida. Pasa el tiempo sin embargo, como un déjà vu que parpadea, y llega un día de su intermitente recorrido que en verdad amanece ─podríamos llamarlo acontecimiento─ y propicia un hontanar de preguntas abiertas. Pequeños arañazos en un mapa difuso que por momentos alcanzo a comprender.

No sin titubeos, examinando los rincones propios, con el polvo acumulado de lo que creíamos sueños, horadamos su incertidumbre para intentar distinguir los designios adheridos. Aunque la búsqueda devenga infructuosa, impelida a circundar planes ajenos, aquellos no se presentan tan lúgubres como estos. Y en todo caso, apenas el efímero punto de partida se suma al punto suspensivo como estación de paso, brinda un vago destello rompiendo el vacío del punto final.

Su eco no me sorprende, su vibración siempre estuvo ahí, en el enredado tropel de emociones, pero los poemas de antaño, con sus intrincadas palabras, adquieren otro significado. Hay un crepitar en sus lazos que ya no puedo defender, que solo forma parte de mí como una vieja obsesión de la que desprenderse. También lo que nos disgusta tiene su huella en la superficie de nuestros deseos craquelados.

Casi por reflejo, los pasos desandados toman un giro desconocido. Reloj que se quema, que nada explica ni tampoco puede indicar a donde nos llevan los puntos de fuga del otro lado del espejo. Vasos comunicantes entre mis cicatrices y una realidad alternativa a desbrozar, señales de humo a donde quiera que miro y una piel de serpiente sobre la roca. Parece que algo salvaje sale a nuestro encuentro y se deslía de la madeja como un arroyo. Entre los dedos.

Saguzarra

Y seguimos tocándonos la piel herida con estas manos desnudas

Nos desazona el repulsivo
narcisismo de los autores
arrodillados ante su escritura

Intentemos otro lugar:
recibimos palabras como piedras regaladas

las entregamos como un canto rodado
pasa de una mano a otra

las olvidamos como quien arroja guijarros al lago

Jorge Riechmann

Pipi, la bella durmiente

Sospeché que fue una mala idea
sentir su singularidad radical
aunque esperé que despertara.
Pero el hada no despertó.

Todo va mal, pajarito,
cuando un hada muere.
La inercia de los minutos
en la arena de mis ojos,
el silencio que se enturbia
y encubre su raigambre
al troc troc de motores,
martillos neumáticos,
refugios de monstruos,
un aparato cultural
que me consume
con su rutina rancia.

Cuando las hadas mueren
somos expulsados del bosque.
Qué difícil es dejarlo atrás
cruzando el lago a la deriva,
o responder a la pregunta
¿humano, hada o anfibio?
para pagar al barquero,
sabiendo de antemano
que solamente sobrevive
quien consigue reinstalarse
en las cómodas cacofonías
del transporte urbano.

Saguzarra

Nociones de gramática

La primera palabra se arroga el singular
como si fuera yo,
su plural performativo nos enreda
en torno nuestro;

la segunda palabra se arriesga al decir tú,
su plural excluyente os impregna diferencia;

la tercera palabra propuesta es ilusoria,
et voilà, en plural se desentiende.

Saguzarra

El espinazo del diablo

¿Qué es un fantasma?
Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez,
un instante de dolor quizá,
algo muerto que parece por momentos vivo aún,
un sentimiento suspendido en el tiempo,
como una fotografía borrosa,
como un insecto atrapado en ámbar.

Guillermo del Toro

Aceite, vino, sal y romero

Como si fuera tomar
un bálsamo fiero,
unas veces veneno
embriagante que bebo
sin mesura y las otras
placebo que calienta
a pequeñas dosis
y en días alternos,
de lunes a viernes
en horario laboral,
resolviendo mundos
sin que nadie lo sepa
ni sea esa la intención,
pues nuestros asuntos
de índole amorosa
son destellos lejanos
perfectamente integrados
en el colapso...

Saguzarra

¿Qué es la subjetivación neoliberal?

[...] el suelo nativo del sujeto, el lugar desde donde adviene a su propia existencia no es el Poder, sino la estructura del lenguaje que lo precede y lo espera antes de su propio nacimiento. El sujeto es un accidente fallido y contingente que emerge en el lenguaje atravesado por la incompletud y la inconsistencia. Radicalmente dividido, agujereado y que necesita siempre de distintos recursos “fantasmáticos” para soportar su falla constitutiva. Esta es la verdadera razón por la cual la promesa neoliberal puede encontrar su anclaje en el sujeto, e incluso ser deseada. Por ello, es fundamental distinguir metodológicamente al sujeto causado como un efecto contingente por el lenguaje, de la “subjetividad” producida por los dispositivos de poder. Si esta distinción no se efectúa el círculo es imposible de cortar. [...] Nuestra experiencia de lo común es la copertenencia al surgimiento en la lengua, siempre fallido, en falta y tentado por las diversas promesas imaginarias de “autovalorizarnos” de tal modo que la verdad de nuestra fragilidad constitutiva se esconda para nosotros mismos. He aquí, a nuestro juicio, uno de los secretos que brindan su fuerza a la promesa del imaginario neoliberal.

Jorge Alemán
(Publicado en cuartopoder.es, 30 de mayo de 2017.)

Teoría de conjuntos

El hambre de los pobres es
cosa natural,
rentable, garantiza el ingreso,
la membresía rezongona
y educada en aceptar el sórdido
resquemor de la coraza

despedazada cuando el modelo
fracasa, legitima el corte entre iguales.

El hambre de los pobres
funciona, aplaca incertidumbres
repartiendo la sospecha,
reorganiza el pesimismo
morigerando el desconsiderado
restallar de la conciencia

en un impacto álgido y prolongado
donde el producto interior bruto
tiene igual medida que la felicidad.

Prez del acuerdo ratificado en
la probidad de la injuria amparada
en la sangre de los pobres,
los huesos calcinados en chabolas
segregan mensajes hacinados,
demasiada tolerancia, muros que

pensamos fronteras físicas pero
las barreras invisibles se mueven
por derroteros inescrutables.

El estado de las cosas,
valor de uso que autoriza
el bombardeo enfurecido para que
la realidad aumentada monitorice
identidades en algoritmo predictivo
de la mercancía matricial,

yacimiento del que todos somos
parte como recursos humanos con
valor de cambio reducido a nada.

Saguzarra

Regreso

me fui de mí
me fui de ellos
cuando volví
aunque volví
no era nuestro

Saguzarra

Naturaleza

huyo del ruido
uso minúsculas
es lo adecuado

Saguzarra

A veces el silencio estalla en tu cuerpo...


La reflexión en torno al silencio con la que Joseba Sarrionandia concluye No soy de aquí ─esa especie de diario laberíntico que escribió en prisión un año antes de fugarse─ es una de tantas piedras prestadas que guardo en mi bagaje sin apenas acordarme. Este territorio de piedras prestadas, donde paradójicamente surgen las ideas propias, es también donde generalmente, cuando me dispongo a escribirlas, prefiero seguir leyendo. Silencio que no concibo como resignado o de renuncia, sino que, por el contrario, lo pretendo bien abierto y, por tanto, creativo y potente. Para bien o para mal ─hay un poder potenciador y un poder despotenciador, recordaba el sociólogo Jesús Ibáñez─, cuidar del tejido de las palabras también requiere cultivar sus huevos de araña.

Saguzarra

Las aulas son jaulas

La escuela tal y como está configurada hoy en día es una dictadura. [...] Los centros escolares son cárceles, cubiertos de rejas por fuera y por dentro. Las aulas son jaulas, pequeñas, con una disposición de mesas clásica, sin que los alumnos puedan interactuar en función de su estado de ánimo. El niño-estudiante tradicional se pasa su vida escolar viendo nucas. En la vida hay que escuchar y mirarnos a los ojos. Pero un chaval sale del colegio y de la universidad y probablemente nunca haya dado clase en una mesa redonda.

Koldo Saratxaga
(Publicado en eldiario.es, 3 de septiembre de 2016.)

Presunción

Sí, me muestro frío y distante,
silencioso, apagado, turbio,
duro, punzante y algo sucio,
no, no es porque mi herida sangre,

sino por la acogedora vacilación
de la noche, amante sinuosa y vereda
cenicienta de los deseos gastados,

con cuyo preciso veneno
reclama por propio derecho
clavar una daga infectada
en un cuerpo que ya no sangra.

Saguzarra

Correspondencia

Escribí un poema de amor,
doblé el papel y lo guardé.
Llegó a su destino años después
─como una patada en el estómago ─
perdido en el fondo de un cajón.

Estoy tentado de contestarlo,
ya mismo, con un sí o con un no.
Desecho la idea de inmediato
─tendido en la mesa de quirófano ─
afortunadamente para ambos.

Saguzarra

La poesía no es de quien la escribe

La poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita, dijo Lucas Trapaza.

Qué poco me convence la palabra enfática que se pavonea, oronda, y dice de sí misma: soy poesía...

No somos poetas. Se trata más de un estar que de un ser… Somos, si acaso, presuntos poetas, posibles poetas, poetas ayer que no desesperan de serlo mañana. Uno está en la poesía, y no de forma constante, sino en raros y luminosos momentos ─a veces ese estado de gracia incluso se prolonga durante días. Pero en todo caso uno está poeta, más que serlo.

Jorge Riechmann

Pequeño cuento intransigente

Como no sabe qué decir por la emoción que le embarga, siempre que escribe cartas a sus nuevas amistades, sobre todo si son mujeres, suele preguntar cosas atrevidas y extrañas tipo ¿qué es la amistad? Al principio siempre le contestan de una forma amable o divertida o meticulosa o desenfadada o sincera o superficial o erudita. Como esas respuestas siempre le parecen acertadas o interesantes o sorprendentes o ingenuas o ininteligibles o expertas, sus cartas siguientes insisten en ahondar la cuestión. Sin embargo las nuevas respuestas que recibe suelen ser menos entusiastas y cada vez más escuetas, hasta que indefectiblemente, sobre todo si son mujeres, dejan de contestar a sus cartas. Aunque, como es obvio y disculpable, lo que él quería decir era otra cosa.

Saguzarra

El resurgimiento del fascismo en España

Uno de los mitos que ha promovido la estructura de poder centrado en el estado español es que la dictadura que existió en España desde 1939 a 1978 fue un régimen autoritario pero no totalitario [...] Ni que decir tiene que los defensores y apologistas del régimen dictatorial español promovieron esta versión de lo que fue aquella dictadura, negando su carácter totalitario, portador y promotor de ideologías totalizantes. [...] El término franquista, utilizado en España, conlleva la asunción de que aquella dictadura fue un régimen caudillista, es decir un régimen liderado por un caudillo cuyo objetivo era mantener el orden social del país, lo cual hacía utilizando medios autoritarios. En este esquema, desaparecido el dictador, desaparece la dictadura. Ahora bien, el régimen era mucho más que caudillista. La ideología que sostenía aquella dictadura era una ideología totalizante, que se reproducía predominantemente a través del estado y que sobrevivió al dictador y a la dictadura. Esta ideología fue el nacional-catolicismo, promovido por los aparatos ideológicos del estado, que afectaba a la totalidad de la sociedad y a los individuos que vivían en ella, invadiendo incluso las esferas más íntimas de la personalidad de los españoles, que incluían desde el comportamiento sexual, al idioma y cultura mediante los que el individuo debía expresarse. El régimen imponía toda una serie de normas de comportamiento y de pensamiento. En realidad, fue uno de los regímenes con una ideología más totalizante que hayan existido en Europa.

El nacionalismo españolista era un nacionalismo extremo, de carácter racista (el día nacional se llamaba el día de la raza), sumamente excluyente, que estaba basado en una visión imperial del Reino de España y con una concepción radial del estado, centrado en Madrid, la capital del Reino. España era la única nación del país y la más antigua de Europa y tenía una misión civilizadora. Otras concepciones de España eran reprimidas y eliminadas, definiéndoselas como anti-España. Este nacionalismo españolista estaba intrínsecamente ligado al catolicismo clerical jerárquico español, que era parte del Estado español. No es que la Iglesia apoyara la dictadura; la Iglesia fue un componente claro de la dictadura, hecho que la jerarquía católica todavía hoy niega a pesar de la enorme evidencia de lo contrario. Los sacerdotes estaban pagados por el Estado y el dictador nombraba a sus obispos. [...] Cuarenta años de dictadura, seguidos de treinta y cinco años de una democracia enormemente limitada y supervisada por la Monarquía y por el Ejército, han imposibilitado el cambio profundo de esta ideología, que la derecha española (que, en el abanico de opciones políticas europeo, encaja en la ultraderecha) y personalidades de la socialdemocracia española como José Bono y compañía (entre otros) sostienen.

Vicenç Navarro

La verdad entendida como desplazamiento

[...] yo creo que sólo la verdad ─una verdad que nace en la experiencia de lucha y del compartir─ puede sacarnos de la crisis de sentido e incidir sobre la realidad. La verdad entendida como desplazamiento o interrupción del sentido común y de la realidad obvia. [...] Si en lugar de autoestima hablamos de dignidad abandonamos el ámbito de los libros de autoayuda ─que en el fondo siempre plantean un pacto cobarde con la vida─ por una posición desafiante; si en lugar de participación hablamos de implicación, abandonamos una problemática interna al poder por una posición crítica respecto del poder, etc. La verdad es el desplazamiento. Más exactamente, la verdad se produce en el momento del desplazamiento.

Santiago López Petit